¿Comprar o no comprar?


Estoy planteándome comprar una vivienda en Australia. Al ver los precios tan elevados, y sabiendo lo que ocurrió en España, he querido empaparme un poco sobre el sector inmobiliario australiano, para saber si voy a comprar a precio de oro o realmente es una oportunidad. Después de investigar y recopilar mucha información, quisiera compartir datos interesantes y algunas conclusiones.

A los australianos les encanta vivir cerca de la costa en las dos ciudades principales (Sydney y Melbourne) y en las tres secundarias (Brisbane, Perth y Adelaide). Exceptuando alguna contada anécdota como Canberra, el resto es la Australia vaciada o lo que por aquí denominan Outback. A diferencia de otros países, no puede establecerse un punto temporal en el que el outback comenzó a despoblarse porque en realidad, nunca estuvo poblado.

Centrándonos en las dos grandes urbes, en las que reside el 35% de la población australiana, los principales factores que se valoran a la hora de elegir la zona donde vivir y por tanto que determinan los precios de la propiedades inmobiliarias son:

  • Cercanía al centro de la ciudad o CBD.
  • Cercanía al mar.
  • Prestigio de las escuelas de primaria y secundaria.
  • Parques o zonas arboladas. Los famosos leafy suburbs/streets por los que se paga extra coste.
  • Ausencia de áreas e instalaciones industriales pesadas. Por ejemplo el sureste de Melbourne es mucho más valorado que el oeste o el norte por esta razón.
  • Fácil acceso a autopistas y transporte público.
  • Bajo índice de criminalidad.

En general a los australianos les gusta vivir cerca del centro de las ciudades, pero no en el mismo centro. Esta parte de la ciudad se reserva más bien a profesionales expatriados o estudiantes recién llegados. Una vez los recién llegados se asientan, suelen mudarse a los suburbios que se distribuyen en anillos alrededor al centro. Los más valorados se encuentran en los anillos Inner Suburban y Middle Suburban, a una distancia entre 10 y 20 km del CBD. Serían las zonas en rosa y verde de este mapa de Melbourne.

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Cada vez que un suburbio de estos anillos supera el millón de dólares de precio medio de sus propiedades, se celebra a bombo y platillo. Y existen numerosos expertos que predicen cual será el próximo en unirse al club del millón. Hay que tener en cuenta que el sector inmobiliario australiano lleva subiendo 30 años seguidos. En total más de un 400% en estas tres décadas.

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No es de extrañar que los mantras que solíamos escuchar en España en la época pre-crisis, se escuchan a diario en Australia actualmente:

  • Rent money is dead money (alquilar es tirar el dinero).
  • Real estate doubles its value every 7-10 years (las viviendas duplican su valor cada 7-10 años).
  • Real estate always go up (los precios de las viviendas nunca bajan).
  • Real estate: it’s now or never (si no entras ahora, nunca lo harás).

Sin embargo, existen algunas diferencias con el sector inmobiliario español en plena burbuja, especialmente en relación al modelo productivo:

  • La inmigración que recibe Australia es altamente cualificada, debido al sistema de inmigración por puntos que invita únicamente a profesionales cualificados en los puestos que el país necesita. Australia se puede permitir este sistema, al disponer de una gran cantidad de recursos naturales, de los que España carece.
  • No se trata únicamente de inmigración cualificada, sino que además Australia sigue dando la bienvenida a una gran cantidad de inmigrantes. Por ejemplo el estado de Victoria añade a su población 2.800 personas cada semana entre nacimientos y migrantes. A este ritmo se espera que la ciudad de Melbourne sobrepase a Sydney en población para el año 2026, convirtiéndose así en la ciudad más poblada de Australia.
  • El precio de la propiedad está basado mayoritariamente en el valor del suelo, no de la vivienda. Los australianos tienen preferencia por las casas con jardín frente a los apartamentos. Esto hace que a medida que las ciudades crecen, el suelo se hace cada vez más escaso. Las ciudades siguen extendiéndose, pero los nuevos desarrollos urbanísticos cada vez más alejados del centro no hacen sino presionar al alza los precios de las bolsas de suelo más cercanas al centro.
  • La productividad medida a través del indicador de la OCDE (PIB por hora trabajada) es superior en Australia, 109.6 frente a 107.3 en España (datos de 2018).
  • Los principales sectores y su contribución al modelo económico australiano son ciertamente diferentes al español, destacando por ser un centro minero y educativo muy importante, sobre todo para estudiantes asiáticos. Los datos para Australia según el Reserve Bank of Australia son:
    • Educación y Sanidad 13%
    • Minería 10%
    • Servicios financieros 9%
    • Construcción 8%
    • Manufacturas 6%
  • Por su parte en España, los principales sectores son:
    • Turismo 15%
    • Construcción 14%
    • Sanidad 12%
    • Comercio 12%
    • Servicios financieros 8%

La duda que me surge es: ¿estos factores son suficientes para justificar la diferencia de precios de las viviendas en ambos países? Actualmente el precio medio de la vivienda en Australia se sitúa en 660.000 AUD (unos 412.500 EUR) frente a 258.000 EUR en España.

Es evidente que los salarios en ambos países también tienen mucho que aportar a esta conversación. Según datos oficiales de finales de 2019 en Australia el salario medio anual era de 86.268 AUD (unos 53.917 EUR) mientras que en España se situaba en una cifra más baja a pesar de los aumentos de los últimos meses, 23.646 EUR.

Con estos datos medios podemos calcular el número de años que se tardaría en pagar una vivienda media en cada país. El resultado es 13.1 años en Australia y 9.2 años en España.

Este último dato no es muy alentador para mi compra y ésta solo tendría sentido si los precios siguen subiendo. Ya sé que la vivienda habitual no puede considerarse una inversión al uso, pero uno se siente mejor si su casa se revaloriza con el tiempo.

Entonces, ¿seguirán subiendo los precios teniendo en cuenta los favorables datos demográficos y económicos de Australia?

Creo que nadie puede contestar a esa pregunta.

Ya os iré contando.

 

 

Conducir en Melbourne


Os contaba hace poco que conducir en Australia es, cuando menos, peculiar. Hoy voy a hablar sobre la conducción en Melbourne.

Melbourne es una ciudad extraordinaria y diferente al resto de ciudades australianas. Por eso, conducir en Melbourne merece un capítulo aparte por varias razones.

  • Giros extraños: los conductores de Melbourne están acostumbrados a realizar complicadas maniobras como por ejemplo:
    • Hook turns, que son una especie de giro en garfio. Consiste en apartarse al extremo izquierdo de la calzada, para esperar nuestro turno y realizar el giro a la derecha. La verdad es que la primera vez que te enfrentas a un giro de este tipo te sientes desconcertado y da algo de miedo. Solo la señal impresiona.maxresdefault¿Y porqué existen estos giros? Bueno, en Melbourne hay compartir la calle con tranvías, que circulan entre los dos sentidos de la circulación. Los hook turns permiten que los tranvías avancen sin obstáculos y sin retrasos por vehículos intentando girar a la derecha.
    • P-turns, o giros en forma de P. Consisten en restringir los giros a la derecha en una congestionada intersección, y obligar a los conductores a continuar hasta la siguiente, para hacer un giro en U y después otro a la izquierda para por fin, entrar en la calle deseada.p-turn-new

 

  • Compartir la calzada con tranvías, numerosos ciclistas, turistas en el centro y fuera de la ciudad animales como canguros, wombats, pingüinos, equidnas o ciervos.akangaroohop

 

  • Puntos de peaje sin necesidad de parar. Cuando menos te lo esperas estás en una carretera de peaje con nombres poco originales M1, M2, M3, etc. Se reconocen por sus carteles azules y por sus enormes puentes iluminados que detectan los vehículos con o sin suscripción. Los que tienen suscripción reciben un aparato que hace beep al pasar por estos puentes. Y los que no, tienen 3 días para pagar su factura por internet. Ese beep de vez en cuando al conducir suena como una angustiosa máquina recaudadora del gobierno y a la vez tranquiliza al saber que no recibirás una multa por darte a la fuga en un peaje sin máquinas de pago.citylink-tollsetoll-feature-image

 

  • Multiculturalidad al volante. Melbourne tiene un 25% de su población con orígenes asiáticos. Existe un mito que dice que los asiáticos no saben conducir. Yo creo que conducen de una manera diferente a los occidentales y esto tiene que ver con el espacio vital al que están acostumbrados en sus países de origen. Los países asiáticos están mucho más poblados que los occidentales. De ahí que las personas estén más acostumbradas a vivir unas cerca de otras. En mi opinión, esto se refleja en la manera de conducir. Me he fijado que los asiáticos dejan una distancia de seguridad mucho menor que los australianos, mientras que los europeos nos situamos entre ambos, ni tan grande como los australianos ni tan pequeña como los asiáticos. Pasa lo mismo a la hora de aparcar. Los australianos suelen utilizar dos espacios para aparcar un solo coche y los asiáticos dejan mucho menos espacio entre coches. Esto concuerda con mi teoría del espacio vital en cada continente. ¿qué tendrá de verdad?

 

  • Carriles reversibles. Son carriles en los que el tráfico puede fluir en cualquiera de las dos sentidos. Se utilizan para aliviar atascos que se repiten en diferentes horarios del día y se señalizan con una flecha verde, si está permitido circular en nuestro sentido o una cruz roja, si el carril está cerrado en nuestro sentido.

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  • Zonas Kiss & Go: literalmente son lugares junto a los colegios, para despedirse con un beso y salir corriendo, en los que únicamente se permite la bajada y subida de los niños.

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  • Ausencia de autoescuelas. ¿Cómo? ¿Qué no hay autoescuelas? No hay autoescuelas obligatorias en Australia. Para obtener el carné de conducir los australianos deben:
    • Paso 1: Obtener un carné de principiante a partir de los 16 años aprendiendo con el manual oficial del Ministerio de Transporte y presentándose al examen teórico.
    • Paso 2: Aprendizaje práctico con cualquier conductor experimentado, que suele ser el padre o madre del aprendiz y que firma un libro con las horas de práctica acumuladas. En Melbourne (Victoria) son necesarias 120 horas de práctica supervisada, de las que 20 deben ser nocturnas y siempre mostrando una placa con la letra L (learner). ¿Te imaginas que tu profesor de autoescuela sea tu padre?
    • Paso 3: Aprobar un simulador de percepción de riesgos en carretera en ordenador a partir de los 16 años y 6 meses.
    • Paso 4: Continuar obteniendo experiencias hasta alcanzar las 120 horas supervisadas.
    • Paso 5: Aprobar el examen práctico a partir de los 17 años.
    • Paso 6: Ya se puede conducir de manera individual, pero se debe mostrar una placa con la letra P (provisional) durante dos años, los primeros seis meses una P roja y el resto del tiempo una P verde.

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Conducir en Australia


Conducir en Australia es extraño, a veces aburrido, otras estresante, a menudo impactante y casi siempre sorprendente.

En primer lugar se conduce por la izquierda. Esto no es exclusivo de Australia. Hay muchos países donde sucede como por ejemplo Reino Unido, Irlanda, Sudáfrica, Japón, India o Tailandia. En total hay 74 países en el mundo en los que conducen «por el otro lado». Los países en azul somos los raros:

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El primer comentario que se escucha de alguien que nunca ha experimentado antes este tipo de conducción suele ser del tipo: «Esta gente está loca, ¿cómo pueden conducir por el otro lado?». Pero, ¿cuál es el lado correcto? Normalmente pensamos que es otra de esas cosas que los británicos cambiaron en algún momento para llevar la contraria y diferenciarse del resto del mundo. En este caso no es así. Fueron los franceses quienes lo hicieron y la mayoría les seguimos, salvo los británicos que permanecieron con el sistema tradicional.

La Edad Media no fue la época más segura de la historia, así que las personas que caminaban o montaban a caballo por los caminos, lo hacían por el lado izquierdo ya que, de este modo las personas con las que se cruzaban lo hacían por el lado de la mano con el que empuñaban su espada, habitualmente la derecha. Esta práctica se mantuvo hasta la Revolución Francesa, cuando los franceses decidieron cambiarla y comenzar a circular por la derecha.

Lo cierto es que conducir por un lado o por el otro es una cuestión de perspectiva y al final acabas acostumbrándote en un par de semanas. Los principales consejos para conducir por el lado izquierdo de un modo seguro son dos:

  • Utilizar un coche automático. Imaginad tener que cambiar de marcha con la mano izquierda.
  • Evitar las grandes ciudades, al menos al principio.

Siempre he seguido el primer consejo rigurosamente. Es más, creo que nunca volveré a conducir un coche manual, la comodidad del cambio automático es impagable.

Lamentablemente no hice tanto caso al segundo consejo. A la semana de haber llegado, me entregaron el coche en pleno centro de Perth. Me monté a él y apenas tenía que conducir 1 kilómetro para llegar a casa y aparcarlo. Como había estado absorto en el trabajo, no había prestado mucha atención al tráfico durante esa semana. Perth no es ni de lejos la ciudad más caótica del mundo en cuanto a tráfico, pero aún así, se me hizo el kilómetro más largo de mi vida. Desde entonces he mejorado un poco, aunque ¡todavía me puedo llegar a colar en el carril contrario en algún giro a la derecha!

Al principio comenté que conducir en Australia es, a veces, aburrido. Al tratarse de un país enorme y despoblado en la mayor parte de su territorio, conducir por el «outback» puede llegar a ser de lo más insulso. El outback australiano es el territorio interior, remoto y semiárido de suelos rojos totalmente despoblado que ocupa prácticamente la totalidad de la isla.

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Quizá el paisaje resulte curioso las primeras dos o tres horas, con sus caminos de tierra roja y las impactantes puestas de sol. A partir de ahí, lo más interesante que te puede pasar es que te salude el conductor del único coche con el que te cruzas en la última media hora, los carteles de próxima gasolinera a 300 kilómetros o encontrarte con canguros o emus cruzando la calzada.

En una ocasión hicimos un viaje por la costa norte, desde Karratha hasta Broome. Son 830 kilómetros, que se cubren, según Google Maps, en 8 horas y media. Para haceros una idea de cómo de aburrido fue el trayecto, os dejo la foto que le hice al GPS en un tramo en el que dejó de molestarnos con sus indicaciones durante unas 7 horas y media:

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Dijo algo así como: «En 748 kilómetros girad a la izquierda, yo me despido de ustedes dejándoles en el más absoluto silencio». Dicen que los australianos cantan canciones en esos trayectos para matar el aburrimiento. Como nos parecía un poco cursi, sobre todo antes de tener niños pequeños, nosotros contamos todos los chistes que recordábamos, nos inventamos historias, rememoré las adivinanzas, trabalenguas y quiquiricosas de mi abuelo y muchas otras invenciones más que ya no mi me acuerdo. El caso es que, a pesar del abandono de nuestro GPS, lo recuerdo como un viaje ameno.

Por si todavía no conocéis el famoso dicho: «Trabajas menos que un GPS en el outback australiano».

Voy a dejar para más tarde la conducción en Melbourne. Por su peculiaridad y complejidad, merece un post aparte.

Hasta pronto!

Cosas Grandes en Australia


Cada día de camino al trabajo me encuentro con un monumento de un pájaro negro gigante que no sé muy bien qué hace ahí. Siempre quiero parar para verlo más de cerca e inmortalizarlo. Pero al estar en el lateral de una autopista, la parada se convierte en peligrosa además de amenazadora tras los carteles que dicen No Stop on Freeway.

El caso es que por fin he conseguido una foto de mi pájaro gigante sin necesidad de parar en la autopista.

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Resulta que una de las peculiaridades más incomprensibles de los australianos es que les encanta construir monumentos gigantes de objetos o seres que en la vida real no son tan grandes. Hay unas ciento cincuenta cosas grandes por toda Australia o Big Things como ellos las llaman. Hay ejemplos de todo tipo, como la langosta gigante, la hormiga gigante, el aguacate gigante, la piña gigante, el hacha gigante, la lata de cerveza gigante o la raqueta de tenis gigante.

Las Australia’s Big Things tienen su propia postal:

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Suelen estar construidas en tramos de carretera tremendamente desolados, de los que hay tantos en Australia, y en los que no es necesaria una gran excusa para parar a estirar las piernas y evitar morirse de aburrimiento.

A estas cosas les suele acompañar un gran rótulo, una cafetería y una tienda de souvenirs para dar un poco de vida turística a pueblos un poco muertos. Curiosamente este proceso lo inició un americano que construyó un gran plátano al lado de su restaurante en Coff’s Harbour (New South Wales) con tanto éxito que estas cosas no han parado de proliferar desde entonces.

Me resulta una tradición a la vez curiosa, incomprensible y entrañable. Y es que, ya me he acostumbrado y cada mañana saludo efusivamente a mi pájaro negro gigante cuando paso por su lado. Quizá algún día me devuelva el saludo…

 

Hace tanto que no escribo…


Hace algo más de tres años desde la última entrada en este blog. Pero en realidad no escribo con regularidad desde hace seis años. Mi último post regular hablaba de mi último día en el Reino. Tantas veces se repite la palabra último en estas primeras líneas porque ahora, echando la vista atrás, me doy cuenta de que entonces se cerraba un ciclo de mi vida. Abandoné una tierra inhóspita como Arabia Saudí para abrazar una isla próspera y amable como Australia. Que emocionante contraste.

Mientras tanto han pasado muchas cosas que he utilizado de excusa como sinónimo de falta de tiempo y que hubieran sido perfectas ideas para nuevos posts. Como por ejemplo casarme y continuar felizmente casado, obtener las certificaciones CFA (Chartered Financial Analyst) y CMA (Certified Management Accountant), solicitar la residencia permanente en Australia (un proceso tedioso que me llevó cerca de dos años), disfrutar de la fascinante ciudad de Perth en Western Australia, viajar por el Sudeste asiático, Japón y Nueva Zelanda, trabajar durante año y medio en el outback australiano (una de las regiones más aisladas del planeta, llamada Pilbara), vivir una aventura de 7 meses en México, cambiar de trabajo, la vuelta a Australia asentándome en la bohemia ciudad de Melbourne y por último tener una preciosa hija.

Hace 6 años cerré un ciclo e inicié otro con la llegada a Australia. Ha sido una vivencia circular que comenzó cuando puse el pie en este país por primera vez. Haciendo balance, ha sido muy duro, con muchos obstáculos y adversidades, pero a la vez lleno de emociones y recuerdos. Un ciclo que hoy también se cierra con las siguientes palabras:

«From this time forward, under God, I pledge my loyalty to Australia and its People, whose democratic beliefs I share, whose rights and liberties I respect, and whose laws I will uphold and obey.»

Desde hoy mi mujer y yo somos Aussies!

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Es curioso porque al obtener la ciudadanía australiana, estamos obteniendo la nacionalidad de nuestra hija. Como ha cambiado el mundo para que un hijo consiga su nacionalidad automáticamente por nacimiento y sus padres tengan que solicitarla después con muchos trámites y papeleos, tratando de demostrar por todos los medios que uno ha sido un buen ciudadano durante toda su vida hasta este momento. Es una situación similar a la reivindicada por Ricardo Arjona en su canción Mojado:

«Si la luna suave se desliza
por cualquier cornisa
sin permiso alguno,
porque el mojado precisa
comprobar con visas
que no es de Neptuno…»

He de reconocer que en la ceremonia de la ciudadanía me he emocionado. Hemos participado unas 150 personas, procedentes de 33 nacionalidades diferentes y que hemos decidido unir nuestro futuro en una sola, enriqueciendo aún más si cabe este país tan plural y variado. He sentido un gran orgullo por acceder al privilegio de pertenecer a una nación que consiguió su unificación sin guerras ni revoluciones. Aunque sí hubo un gran derramamiento de sangre en su colonización, en la actualidad Australia es un país pacífico, próspero y multicultural que goza de libertades garantizadas, altura democrática y un gran nivel de vida basado en el famoso «Fair Go» (oportunidades equitativas y justas para todos).

Hoy, al darme cuenta de este fin de ciclo en mi vida, me he propuesto escribir de manera más asidua para contar las bondades y rarezas de este maravilloso país.

Hasta pronto.

Aussie Aussie Aussie, Oi Oi Oi !!!