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Durante mis años de experiencia en el sector construcción-ingeniería siempre me ha llamado poderosamente la atención la carencia en las llamadas competencias blandas de los profesionales con formación técnica. Me refiero a la falta de habilidades directivas y de gestión, los problemas para afrontar un liderazgo efectivo, las decepcionantes habilidades interpersonales y trabajo en equipo y las deficientes dotes de comunicación de los ingenieros.
En este campo el estudio de Marta Llorente Sancho de la Universidad Politécnica de Cataluña, si bien no reciente, resulta revelador (aquí el estudio completo en pdf).
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– la naturaleza del sistema de promoción en la empresa (utilizar exclusivamente las competencias técnicas o la antigüedad como factores determinantes en los ascensos laborales es un error).
– la naturaleza de los ingenieros como grupo (introversión, escasa delegación, pánico al análisis, inadecuadas habilidades interpersonales, temor a la pérdida de contacto íntimo con el campo/obra).
El estudio continua demostrando la variación en las habilidades necesarias a medida que un ingeniero progresa en su carrera profesional. En concreto la proporción de habilidades técnicas necesarias es inversamente proporcional al nivel de responsabilidad:
Según se puede apreciar en el esquema del profesor John Wreng Medcof, en las primeras etapas de la carrera laboral, un ingeniero debe utilizar todo su arsenal técnico. Sin embargo a medida que progresa, las habilidades interpersonales y comunicativas cobran mayor relevancia. Por último en los puestos más elevados de responsabilidad, son las habilidades administrativas y de gestión las claves del éxito.
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