Teletrabajo, no es oro todo lo que reluce


Además de su crudeza en el número de fallecidos, la pandemia del Covid-19 ha servido de experimento masivo a nivel mundial para comprobar cómo funcionaría una sociedad donde la mayor parte de su fuerza laboral trabaje desde casa. Se estima que en EEUU el teletrabajo representaba un 15% antes de la pandemia y durante ella este porcentaje se ha elevado hasta el 50%. Muchas empresas ya han expresado su intención de mantener el teletrabajo de manera permanente para muchos de sus trabajadores.

WFH

Sobre el papel, todo parecen ventajas, la empresa tiene ahorros por ocupar un menor espacio de oficina y el trabajador tiene más tiempo libre. ¿Pero realmente el teletrabajo solo nos trae ventajas?

Vamos a ver que no es así:

En primer lugar hablemos de las ventajas del teletrabajo, que no son pocas:

Para la empresa:

  • Ahorro en espacio de oficina. Las empresas pueden optimizar uno de sus principales costes fijos, el alquiler de la oficina que en el centro de determinadas ciudades puede a llegar a ser un gasto exorbitante.
  • Aumento de la productividad, debido a la eliminación de interrupciones típicas de la oficina. Más sobre esta ventaja, abajo. Y como consecuencia de ello, una mejora de los resultados empresariales.

Para el trabajador:

  • Mayor flexibilidad y posible final del presentismo laboral. El trabajador tiene mayor libertad para elegir las horas en las que quiere trabajar y el lugar desde el que quiere trabajar. Por eso no me gusta la expresión trabajar desde casa, es mucho más apropiada teletrabajar.
  • Sentimiento de realización profesional por alcanzar una mayor productividad laboral. En soledad se eliminan las interrupciones típicas de la oficina que dificultan la concentración y minan la productividad del trabajador. Estas interrupciones son cada vez más numerosas sobre todo en los últimos años con el auge de los espacios laborales abiertos sin despachos, muy buenos para fomentar la creatividad, pero definitivamente dañinos para la productividad.
  • Eliminación de traslados al puesto de trabajo y mayor posibilidad de conciliación entre vida laboral y personal. De esta ventaja, también se beneficia la sociedad en su conjunto por la disminución de los atascos y la contaminación.

Ahora pasemos a analizar las desventajas, que tampoco son escasas:

Para la empresa:

  • Pérdida de la cohesión de grupo. Tener trabajadores aislados no es lo mismo que tener un equipo unido. Las soluciones creativas obtenidas gracias la ebullición de ideas derivadas de la convivencia en la oficina de trabajadores con talento es imposible de replicar cuando estos trabajadores están separados.
  • Dificultad en implantar una identidad corporativa. Cuando los trabajadores se encuentran dispersos geográficamente es más difícil desarrollar una cultura corporativa propia, planes de motivación de los trabajadores, etc.
  • Inversión en tecnología para que el trabajador cuente con los medios necesarios para teletrabajar.

Para el trabajador:

  • Mayores dificultades para conseguir ascensos. Numerosos estudios demuestran que la clave para ascender no son las cualificaciones, la experiencia o las habilidades técnicas. Estas son condiciones necesarias, pero no suficientes para escalar la escalera de la empresa. Las condiciones que marcan la diferencia entre los individuos que ascienden y los que no, son las habilidades blandas o sociales como la inteligencia emocional, las habilidades interpersonales, la capacidad de síntesis y de comunicación, el liderazgo, la capacidad de organización, etc. La vida diaria en la oficina es el lugar perfecto para demostrar este tipo de habilidades, mientras que es realmente complicado demostrarlas para un trabajador que trabaja en remoto. Por eso el teletrabajo beneficia mucho más a los trabajadores senior, quienes ya han tenido tiempo de demostrar su valía, que a los jóvenes, que están comenzando en este juego.
  • Sensación de trabajar más horas, ya que ahora la distancia al trabajo está a un click en lugar de a kilómetros. Salvo que se fijen unos horarios estrictos para teletrabajar, al estar en casa da la impresión de estar disponible las 24 horas. Por tanto, existe una mayor dificultad para desconectar del trabajo y disfrutar plenamente de la vida familiar y del ocio.
  • Facilidad de reemplazo. El teletrabajo al 100% es el primer paso para la deslocalización completa de la fuerza laboral. La globalización ha iniciado este proceso, pero el teletrabajo completo puede rematarlo. ¿Qué impide a una empresa sustituir teletrabajadores 100% que viven en Madrid por teletrabajadores 100% que viven en Bangalore y que están dispuestos a hacer el mismo trabajo por una décima parte?

Por todas estas razones soy partidario del teletrabajo, pero con limitaciones. Para aprovechar las ventajas de ambos modos de trabajar, lo ideal sería teletrabajar 2 o 3 días a la semana y el resto trabajar en la oficina para tener reuniones, hacer equipo con los compañeros y demostrar nuestras habilidades blandas, etc. Además, durante esos días que se trabaja en la oficina, las empresas podrían instaurar periodos de “Quiet Time”, franjas horarias en las que las interrupciones están prohibidas. Cada empleado trabaja sin ser molestado por ejemplo durante 3 horas, después ya se puede volver a socializar. Muchas empresas ya están adoptando esta práctica y el resultado es un aumento incomparable de la productividad. Algo a tener muy en cuenta.

Sin duda el futuro del trabajo se presenta apasionante.