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Durante mis años de experiencia en el sector construcción-ingeniería siempre me ha llamado poderosamente la atención la carencia en las llamadas competencias blandas de los profesionales con formación técnica. Me refiero a la falta de habilidades directivas y de gestión, los problemas para afrontar un liderazgo efectivo, las decepcionantes habilidades interpersonales y trabajo en equipo y las deficientes dotes de comunicación de los ingenieros.
En este caso estoy generalizando. Ciertamente hay muchos ingenieros brillantes en estas competencias. Sin embargo el elevado número de casos con estas carencias es apabullante y mucho más cuando su arrogancia les impide distinguir su equivocación y corregirla.
En este campo el estudio de Marta Llorente Sancho de la Universidad Politécnica de Cataluña, si bien no reciente, resulta revelador (aquí el estudio completo en pdf).
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En este trabajo se analizan acertadamente las principales causas del fracaso en la transición de técnico a manager, entre las que la autora destaca:
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– la naturaleza de la educación técnica (tradicionalmente muy centrada en los aspectos técnicos y muy alejada de conceptos empresariales y de gestión).
– la naturaleza del sistema de promoción en la empresa (utilizar exclusivamente las competencias técnicas o la antigüedad como factores determinantes en los ascensos laborales es un error).
– la naturaleza de los ingenieros como grupo (introversión, escasa delegación, pánico al análisis, inadecuadas habilidades interpersonales, temor a la pérdida de contacto íntimo con el campo/obra).
El estudio continua demostrando la variación en las habilidades necesarias a medida que un ingeniero progresa en su carrera profesional. En concreto la proporción de habilidades técnicas necesarias es inversamente proporcional al nivel de responsabilidad:
Medcof, J. W., INTRODUCTION TO TECHNOLOGY LEADERSHIP
DeGroote School of Business, McMaster University, 2009
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Según se puede apreciar en el esquema del profesor John Wreng Medcof, en las primeras etapas de la carrera laboral, un ingeniero debe utilizar todo su arsenal técnico. Sin embargo a medida que progresa, las habilidades interpersonales y comunicativas cobran mayor relevancia. Por último en los puestos más elevados de responsabilidad, son las habilidades administrativas y de gestión las claves del éxito.
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En la correcta adaptación del profesional al mix de habilidades necesarias en cada momento de su carrera, se encuentra el punto de inflexión que diferencia el éxito del fracaso. Y lo que es más importante, que su equipo trabaje a pleno rendimiento o esté deseando cambiar de empresa. Con las consecuencias económicas que ello supone para el proyecto y para la empresa.
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Las conclusiones para el mundo universitario y empresarial son cristalinas. El desarrollo de habilidades de gestión e interpersonales a través de su inclusión en los planes de formación de las ingenierías puede tener enormes beneficios, no solo para el propio profesional sino para la sociedad en su conjunto.
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Por fortuna algunas universidades ya han comenzado a aplicar estas recomendaciones coincidiendo con la aplicación del Plan Bolonia. Por lo que es de esperar que los frutos se aprecien en las nuevas hornadas de ingenieros favoreciendo a que la vida en este sector sea en el futuro más agradable para sus profesionales.
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